Klaus Iohannis, presidente rumano desde 2014, anunció que “Para evitar a Rumania y a los ciudadanos rumanos una crisis”, dejara el cargo el próximo miércoles 12 de febrero. La decisión se tomó tras las críticas y protestas que se dieron en el país por su prolongación en el cargo.
El presidente debía terminar su mandato en 2024, sin embargo, se quedó en el poder, debido a que en las elecciones presidenciales de noviembre, un candidato prorruso de extrema derecha ganó, por lo que las votaciones fueron anuladas por sospechas de injerencia rusa.
Ante los hechos, se decidió que Iohannis permaneciera en el cargo hasta mayo, cuando serían las nuevas elecciones. Pese a esto, se desataron una serie de protestas en oposición a su permanencia, en donde se amenazaba con un “golpe de Estado”.
“En unos días, el Parlamento rumano se pronunciará sobre mi revocación y Rumania se hundirá en una crisis… con repercusiones en el país”, declaró el presidente.