Teodoro García Simental, mejor conocido como El Teo o El Tres Letras, fue lugarteniente de la célula delictiva del Cártel de Tijuana.
El Teo, en el verano del año 1996, llegó a un domicilio ubicado en la colonia Jardines de La Mesa, donde lo esperaba un albañil que fue reclutado por el cártel.
Ese albañil era Santiago Meza López, quien fue contratado para cuidar las bodegas de armas y drogas de los hermanos Arellano Félix.
Teodoro García llegó a la cita con las manos llenas: cargaba una cubeta con una pierna de res y un galón con sosa cáustica líquida. A partir de ese momento, la vida de aquel albañil cambiaría: ya no sería velador de bodegas, sino cocinero.
El Tres Letras le enseñó a Meza cómo disolver una pierna de res, sumergiéndola en agua con sosa cáustica, y cómo se disolvería de inmediato. Meza, en ese momento, adquirió el alias de “El Pozolero”.
El Teo se convirtió en el maestro de muchos, ya que fue enseñando cómo transformar el cuerpo de sus enemigos en lo que las autoridades mexicanas llamaban una “emulsión orgánica”, es decir, una sustancia viscosa.
¿Cuántos pozoleros entrenó El Tres Letras?
Es imposible decirlo. Teodoro García fue jefe de sicarios en el Cártel de Tijuana durante al menos 12 años, un periodo en el cual participó en decenas o cientos de desapariciones de cuerpos. Luego, cuando no le permitieron crecer en la organización tras el arresto de Eduardo Arellano Félix, cambió de bando al Cártel de Sinaloa, donde también adiestró a decenas de personas para usar sosa cáustica y deshacer restos humanos.
¿Cuántas personas privó de la vida El Tres Letras?
El número de personas que privó de la vida es imposible saberlo. Tan solo al albañil Santiago Meza le encargó disolver trescientos cuerpos.
Cuando fue detenido en La Paz, Baja California, en enero de 2010, hasta la prensa internacional reaccionó. The New York Times lo calificó como uno de los hombres más sanguinarios de México. La BBC lo llamó el delincuente más violento detenido hasta ese momento por las autoridades mexicanas.
La DEA felicitó al gobierno de México por la caída de El Tres Letras, cuya carrera criminal lo había convertido en un objetivo con recompensa valuada en 2.3 millones de dólares.
En México era buscado por homicidio; en Estados Unidos, por tráfico de cocaína y metanfetamina hacia su territorio.
Desde entonces, Teodoro García duerme en prisiones de máxima seguridad, como El Altiplano, en el Estado de México, en condiciones deplorables. A sus 55 años ha sufrido un infarto cerebral y trombosis, además de que padece diabetes, hipertensión y dolores de cabeza crónicos incapacitantes.
Cada año tramita súplicas para que le brinden atención médica que mitigue su dolor o el riesgo de otro infarto.
El único consuelo que le queda es que sigue en México, a pesar de las cuentas pendientes que enfrenta en Estados Unidos.
Pero oficialmente, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, confirmó hace tres semanas una lista de los capos que serían trasladados en los próximos meses hacia Estados Unidos.
En esa nueva lista según confirmó el medio MVS está El Tres Letras. ¿Su vida parece estar destinada a disolverse en una celda de Estados Unidos?